Enfermedades Respiratorias Agudas
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Influenza -
Hanta Virus -
Guías Clínicas
¿Qué es la influenza?
Es una enfermedad respiratoria aguda, producida por el virus de la influenza. A diferencia del resfrío común, sus síntomas son de mayor intensidad y gravedad. La duración de la enfermedad es «autolimitada», es decir, mejora sola al cabo de unos días. Sin embargo, a veces puede producir cuadros más graves, como neumonía y otras complicaciones, que con escasa frecuencia pueden llevar a la muerte. Estas complicaciones se dan especialmente en personas mayores, en personas con enfermedades crónicas, en niños lactantes y en embarazadas.
¿Cómo se contagia?
Normalmente la influenza se contagia entre una persona enferma y las sanas a través de las
gotitas de saliva que se generan al toser o estornudar. El principal mecanismo es a través
de las manos, que tocan superficies contaminadas con secreciones respiratorias de un enfermo
que tosió estornudó recientemente. Al llevarse las manos contaminadas a la cara, el virus
ingresa a la vías respiratorias. Por ello es importante el lavado frecuente de las manos y
el taparse la boca al toser o estornudar cuando se está enfermo. También es recomendable que
el enfermo use una mascarilla cuando está en presencia de otras personas.
El período de incubación (que es el tiempo que transcurre entre el contagio y la aparición
del primer síntoma) tiene una duración entre uno a cuatro días. Las personas comienzan a
transmitir la infección uno o dos días antes que aparezcan los síntomas y hasta cinco días
después de ese momento.
¿Cuáles son sus síntomas?
Lo más notorio de la influenza es que se manifiesta en forma súbita, sin avisos previos
provocando una repentina fiebre alta (sobre 38 grados) la que dura en promedio dos o tres
días, pudiendo llegar a la semana. Junto a la fiebre elevada, la enfermedad se acompaña de
un cansancio o debilidad que pueden ser extremos, el cual en el caso de los adultos mayores
se puede prolongar más allá de lo normal (dos a cinco días). Frecuentemente se presenta
también romadizo o coriza.
También es habitual que la persona sufra de dolor de cabeza en la zona frontal o bien
generalizada. Es frecuente el dolor al tragar y la tos, el dolor muscular, el dolor a las
articulaciones y la molestia frente a la luz, síntomas que pueden durar más de una semana.
En ocasiones pueden aparecer problemas estomacales (como nauseas, vómitos y diarrea) y
otitis, aunque estos síntomas son más frecuentes en los niños.
La influenza también puede agravar los síntomas de otras enfermedades que las personas ya
tienen, como por ejemplo: insuficiencia cardiaca, diabetes, neumonía por sobreinfección
bacteriana, deshidratación y otras. La dificultad para respirar es una de las complicaciones
más graves que se pueden presentar en los niños.
En los menores de tres meses se puede presentar apnea (cese de la respiración). En lactantes
menores la enfermedad se puede presentar sólo con fiebre alta. Los síntomas desaparecen en
forma espontánea habitualmente en pocos días, pero la tos y el decaimiento pueden persistir
por mas de dos semanas.
¿Cómo se previene?
Para la influenza estacional existe una vacuna que se aplica anualmente y que está indicada
en todas las personas. El Ministerio de Salud cada año realiza una campaña gratuita para los
que tienen mayor riesgo de presentar complicaciones por la influenza, como los adultos
mayores, embarazadas, lactantes y portadores de enfermedades crónicas. La vacunación también
está indicada para todo el personal de salud, porque están mas expuestos al contagio.
La influenza puede prevenirse practicando medidas básicas de higiene, como el lavado
frecuente de las manos con agua y jabón o con preparados de alcohol-gel y el uso adecuado de
pañuelos para cubrirse la boca y nariz al toser y estornudar.
Tratamiento y pronóstico
La mayoría de las personas se recuperan espontáneamente solo con medidas generales como el consumo abundante de líquidos, el uso de medicamentos para bajar la fiebre (antipiréticos) y el reposo en cama. En personas que presentan un cuadro más severo pueden usarse antivirales para tratar la infección. Es importante guardar reposo y evitar las visitas de otras personas para no diseminar la enfermedad.
La enfermedad causada por hantavirus o hantavirosis surgió en Chile a mediados de la década
del 90 y desde entonces ha evolucionado como un problema emergente de salud pública.
Clínicamente se describen dos síndromes causados por hantavirus: aquellos del Viejo Mundo
(Asia y Europa) que producen la fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR) y los del Nuevo
Mundo que
causan el síndrome cardiopulmonar por Hantavirus (SCPH). El SCPH ha sido identificado
solamente en el continente americano o en viajeros que han visitado este continente.
El agente etiológico es un virus ARN del género hantavirus, perteneciente a la familia
Bunyaviridae.
El modo de transmisión más importante es por inhalación de aerosoles provenientes de las
heces, orina y saliva de roedores portadores. Otras posibles vías de inoculación son las
mucosas conjuntival, nasal o bucal), mediante el contacto de las manos contaminadas con el
virus, por contacto íntimo o estrecho con un paciente especialmente durante la fase
prodrómica. Excepcionalmente, puede adquirirse la infección por ingestión de alimentos o
agua contaminada con secreciones infectadas o por la mordedura del roedor.
Objetivos
Reducir la morbimortalidad de la infección por hantavirus en la población adulta y pediátrica, mediante la prevención primaria, el diagnóstico temprano, traslado oportuno y tratamiento precoz de la enfermedad.