Guía de Práctica Clínica
Prevención y tratamiento de caries dental en niños y niñas con dentición primaria
Descripción y Epidemiología
La caries dental es una enfermedad crónica y multifactorial, y desde una perspectiva de causalidad, similar a otras enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer, la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. Su signo característico es la lesión de caries, la que puede estar cavitada o no, dependiendo del grado de avance del proceso carioso.
La caries dental afecta a personas de todas las edades alrededor del mundo. Se puede iniciar desde los primeros años de vida, incrementándose con la edad. Las lesiones de caries no tratadas en los dientes permanentes, según el estudio de carga de enfermedad 2010, afectan a 2,4 billones de personas y en dientes primarios a 621 millones de niños en el mundo (1). Según la información de los últimos estudios nacionales disponibles, a los 2 años de edad la prevalencia de caries es de un 17,5%, de 50,4% a los 4 años y de 70,4% a los 6 años (2,3). Se observa una mayor prevalencia y severidad de la caries dental en población rural y de nivel socioeconómico bajo (2,4).
Las lesiones de caries son reversibles en las etapas iniciales, antes de que se produzca la cavitación (5). En condiciones de salud, existen procesos fisiológicos y dinámicos de desmineralización y remineralización de los tejidos duros del diente, varias veces al día. Sin embargo, en presencia de una alimentación alta en carbohidratos fermentables, sumado a la presencia de otros factores de riesgo asociados, se pierde el equilibrio de ambos procesos, predominando el de desmineralización, lo que conlleva a que las lesiones progresen (lesiones de caries activas), pudiendo llegar a una destrucción extensa de los tejidos duros del diente (6). Esta desmineralización se produce por acción de ácidos que producen las bacterias de la placa dental (biofilm dental), al metabolizar los carbohidratos fermentables, principalmente sacarosa (azúcar), provenientes de la alimentación. La remineralización se produce por la difusión de calcio, fosfato y flúor hacia el interior del diente, depositándose como una nueva capa sobre el cristal remanente en las lesiones no cavitadas (7).
Prevenir la aparición de la enfermedad, a lo largo de la vida, debe ser el objetivo principal de un plan para controlar la caries dental. Sin embargo, cuando la enfermedad está presente, los clínicos enfrentan el desafío de detener el avance del proceso carioso, mediante la aplicación de intervenciones a nivel del paciente y de la lesión de caries, cuando es detectable clínicamente. Las intervenciones a nivel del paciente tienen como objetivo restablecer el equilibrio fisiológico u homeostasis en la cavidad bucal, para favorecer fenómenos de remineralización y contrarrestar los de desmineralización. Para ser exitosas, estas intervenciones generalmente requieren una adecuada adherencia del paciente, incluyendo un asesoramiento alimentario (principalmente en reducir el consumo de azúcar) e instrucciones de higiene bucal, mediante el cepillado de dientes con pasta dental fluorada. Las intervenciones a nivel de la lesión de caries, dependen del tipo de lesión y de su estado de cavitación, entre otros factores, pero hay consenso en que deben tener un enfoque conservador, con tratamientos que favorezcan la remineralización y maximicen la conservación de la estructura dental (8).
Las lesiones de caries no cavitadas presentan la superficie dental macroscópicamente intacta y sin evidencia clínica de cavitación. Éstas tienen el potencial de revertirse, sin necesidad de intervenirlas quirúrgicamente. Las lesiones de caries cavitadas, tienen una superficie que no es macroscópicamente intacta, detectándose cavitación por medios visuales o táctiles. Estas pueden detenerse, pero no revertirse y habitualmente requieren tratamiento quirúrgico, el que igualmente debe ser mínimamente invasivo.