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Problema de salud AUGE N°37

Ataque Cerebrovascular Isquémico en personas de 15 años y más

Descripción y Epidemiología

El Ataque Cerebrovascular es la principal causa de muerte, con 8.437 defunciones el año 2016 (1). Además, son la primera causa específica de años de vida saludable perdidos (AVISA) ajustados por discapacidad en mayores de 74 años y la quinta entre 60 y 74 años (2). Además de la mortalidad está ampliamente documentado que el ACV se asocia a importantes niveles de discapacidad, deterioro de la calidad de vida, costos económicos y sociales.

La Organización Mundial de la Salud (3) define el Ataque Cerebrovascular (ACV) como «un síndrome clínico que consiste en signos de rápido desarrollo de trastornos neurológicos focales (o globales en caso de coma) de la función cerebral, que duran más de 24 horas o conducen a la muerte, sin una causa aparente que no sea una enfermedad vascular. Un Ataque Isquémico Transitorio (AIT) se define como síntomas y signos de ACV que se resuelven en 24 horas”. Sin embargo, esta definición tiene importantes limitaciones, puesto que los síntomas de un AIT generalmente se resuelven en minutos o en unas pocas horas como máximo. Por lo tanto, se debe asumir que toda persona que presenta signos neurológicos focales de inicio súbito, que están presentes al momento de la evaluación, está cursando con un posible ACV.

Entre el 75 y el 90 % de los ACV son de tipo isquémico, que se producen por la oclusión de un vaso sanguíneo cerebral, y entre el 10 al 25 % corresponden a ACV hemorrágico, que son el producto de la rotura de un vaso y la consecuente extravasación de sangre hacia el parénquima cerebral o el espacio subaracnoideo (7-8).
El riego de presentar un ACV aumenta con la edad, es mayor en personas de género masculino o con antecedentes familiares de esta patología. Sin embargo, hay una serie de factores de riesgo que son modificables, como la hipertensión arterial, diabetes mellitus, tabaquismo, obesidad, sedentarismo, dislipidemia, entre otros (9).

Diagnóstico

El diagnóstico del ACV se establece clínicamente ante la ocurrencia de un déficit neurológico focal de inicio súbito. Las neuroimágenes (Tomografía Computada, Resonancia Magnética) permiten diferenciar entre ACV isquémico y hemorrágico y hacer el diagnóstico diferencial con otras entidades clínicas (15).
El ACV isquémico se puede clasificar de distintas formas. La más útil es la clasificación etiológica (TOAST), que divide a los ACV isquémicos en: aterosclerosis de grandes vasos, cardioembolía, oclusión de pequeños vasos, de otras etiologías (por ejemplo, disecciones vasculares, vasculitis) y de etiología indeterminada (16).
Existen varios instrumentos que ayudan en el proceso de diagnóstico y toma de decisiones en esta patología:
Escala Cincinnati: Corresponde a un instrumento de tamizaje que puede ser aplicado por personal no médico en instancias prehospitalarias. Permite establecer la sospecha de ACV y activar el correspondiente código ACV (17, 18).
Escala NIHSS: Instrumento de mayor complejidad en su aplicación, requiere capacitación del personal de salud. Permite cuantificar la severidad del ACV y caracterizar su perfil de evolución temporal, al mismo tiempo que constituye una aproximación a la extensión del daño (19, 20).
Tomografía Axial Computada sin Contraste: Es la principal herramienta imagenológica en el estudio del ACV. Su objetivo inicial es identificar la presencia o ausencia de hemorragia, dado que la clínica no permite diferenciar entre ACV isquémico y hemorrágico (21).
Escala ASPECTS: Corresponde a un instrumento utilizado para el análisis de la Tomografía Computada de encéfalo, con el objetivo de identificar signos precoces de isquemia en 10 puntos predefinidos, para ayudar en la toma de decisiones terapéutica y estimar el pronóstico. A menor puntaje en esta escala, mayor es la extensión del daño (22).

El presente documento corresponde a una actualización de la Guía de Práctica Clínica GES de Accidente Cerebro Vascular Isquémico en personas de 15 años y más, publicada por el Ministerio de Salud de Chile el año 2013.

EPIDEMIOLOGÍA

Las cifras que describen el problema del Ataque Cerebrovascular son preocupantes. A nivel mundial cada año cerca de 17 millones de personas sufren un ACV. La proporción de personas que sobrevivieron a un ACV se duplicó durante las últimas dos décadas, proyectándose que para el año 2030 habrá 77 millones de sobrevivientes con esta patología en el mundo (10).
En América Latina la incidencia y prevalencia del ACV es variable, lo que refleja diferencias socioeconómicas y demográficas regionales (11). En el caso de Chile, se produjeron 8.437 muertes por ACV el 2016. Se estima que este problema de salud representa el 15% del total de muertes y discapacidad combinadas (12).
Con respecto a los altos niveles de carga de enfermedad que se asocian al ACV, expresado en años de vida saludable perdidos (AVISA), se sabe que existen matices de índole económico y socioculturales que influyen en el impacto funcional de esta enfermedad y en su posterior recuperación (13). Es importante tener en cuenta que gran parte de esta carga de enfermedad se asocia directamente a la existencia y falta de control de factores de riesgo modificables (14).

Referencias

1. http://www.deis.cl/wp-content/2017/gobCL-sitios 1.0/assets/SerieDefunciones_2000_2015.html
2. Ministerio de Salud. Plan de Acción Ataque Cerebrovascular, 2014.
3. Hatano S. Experience from a multicentre stroke register: a preliminary report. Bulletin of the World Health Organisation. 1976; 54 (5):541–553.
4. Lavados PM, Sacks C, Prina L, Escobar A, Tossi C, Araya F, et al. Incidence of lobar and non-lobar spontaneous intracerebral haemorrhage in a predominantly Hispanic-Mestizo population–the PISCIS stroke project: a community-based prospective study in Iquique, Chile. Neuroepidemiology. 2010;34(4):214-21.
5. Lavados PM, Sacks C, Prina L, Escobar A, Tossi C, Araya F, et al. Incidence, case-fatality rate, and prognosis of ischaemic stroke subtypes in a predominantly Hispanic-Mestizo population in Iquique, Chile (PISCIS project): a community-based incidence study. Lancet Neurol. 2007;6(2):140-8.
6. Lavados PM, Sacks C, Prina L, Escobar A, Tossi C, Araya F, et al. Incidence, 30-day case-fatality rate, and prognosis of stroke in Iquique, Chile: a 2-year community-based prospective study (PISCIS project). Lancet. 2005;365(9478):2206-15.
7. Avezum A, Costa-Filho FF, Pieri A, Martins SO, Marin-Neto JA. Stroke in Latin America: Burden of Disease and Opportunities for Prevention. Glob Heart. 2015;10(4):323-31.
8. Guzik A, Bushnell C. Stroke Epidemiology and Risk Factor Management. Continuum (Minneap Minn). 2017;23(1, Cerebrovascular Disease):15-39.
9. O’Donnell MJ, Xavier D, Liu L, et al.; INTERSTROKE investigators. Risk factors for ischaemic and intracerebral haemorrhagic stroke in 22 countries (the INTERSTROKE study): a case-control study. Lancet. 2010; 376:112–123. doi: 10.1016/S0140-6736(10)60834-3.
10. Bejot Y, Daubail B, Giroud M. Epidemiology of stroke and transient ischemic attacks: Current knowledge and perspectives. Rev Neurol (Paris). 2016;172(1):59-68.
11. Camargo EC, Bacheschi LA, Massaro AR. Stroke in Latin America. Neuroimaging Clin N Am. 2005;15(2):283-96, x.
12. Tomas Labbe Atenas JBE, Pia Venegas Araneda, Carolina Neira Ojeda, Irving Santos Caquin, Melanie Paccot Burnens. Stroke: Public Health when time is brain. Rev Med Chil. 20118;146(10):1224-6.
13. Torregosa MB, Sada R, Perez I. Dealing with stroke: Perspectives from stroke survivors and stroke caregivers from an underserved Hispanic community. Nurs Health Sci. 2018;20(3):361-9.
14. Pikija S, Trkulja V, Malojcic B, Mutzenbach JS, Sellner J. A High Burden of Ischemic Stroke in Regions of Eastern/Central Europe is Largely Due to Modifiable Risk Factors. Curr Neurovasc Res. 2015;12(4):341-52.
15. Southerland, Andrew M. Clinical Evaluation of the Patient With Acute Stroke. Continuum (Minneap Minn) 2017;23(1):40–61.
16. Adams HP, Bendixen BH, Kappelle LJ, Biller J, Love BB, Gordon DL, Marsh EE. Classification of subtype of acute ischemic stroke. Definitions for use in a multicenter clinical trial. TOAST. Trial of Org 10172 in Acute Stroke Treatment. Stroke. 1993; 24:35–41
17. English SW, Rabinstein AA, Mandrekar J, Klaas JP. Rethinking Prehospital Stroke Notification: Assessing Utility of Emergency Medical Services Impression and Cincinnati Prehospital Stroke Scale. J Stroke Cerebrovasc Dis. 2018;27(4):919-25.
18. Lima FO, Silva GS, Furie KL, Frankel MR, Lev MH, Camargo EC, et al. Field Assessment Stroke Triage for Emergency Destination: A Simple and Accurate Prehospital Scale to Detect Large Vessel Occlusion Strokes. Stroke. 2016;47(8):1997-2002.
19. Gropen TI, Boehme A, Martin-Schild S, Albright K, Samai A, Pishanidar S, et al. Derivation and Validation of the Emergency Medical Stroke Assessment and Comparison of Large Vessel Occlusion Scales. J Stroke Cerebrovasc Dis. 2018;27(3):806-15.
20. Kwah LK, Diong J. National Institutes of Health Stroke Scale (NIHSS). J Physiother. 2014;60(1):61.
21. Vo KD, Lin W, Lee JM. Evidence-based neuroimaging in acute ischemic stroke. Neuroimaging Clin N Am. 2003;13(2):167-83.
22. Menon BK, Puetz V, Kochar P, Demchuk AM. ASPECTS and other neuroimaging scores in the triage and prediction of outcome in acute stroke patients. Neuroimaging Clin N Am. 2011;21(2):407-23, xii.