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Guía de Práctica Clínica

Rehabilitación en Personas con Lesión Medular en Unidad de Paciente Crítico

Descripción y Epidemiología

El traumatismo raquimedular (TRM) resulta de la lesión de estructuras óseas, ligamentosas y/o neurológicas de la columna vertebral, afectando la conducción de las señales motoras y sensitivas en el o los sitios de la lesión además del sistema nervioso autónomo (1), siendo las principales causas los accidentes de tránsito y las caídas. Es un evento traumático que afecta el bienestar físico, psicológico y social del paciente y genera una carga financiera sustancial en los sistemas de atención médica asociado a pérdida de productividad y los altos costos de atención de la salud en esta población (2).

El manejo del TRM requiere de importantes recursos sanitarios y puede representar una carga financiera considerable para los pacientes, sus familias y la comunidad. Estos costos se deben, en gran medida, a la necesidad de cuidados agudos a corto plazo en la Unidad de Paciente Crítico (UPC) y las complicaciones secundarias asociadas que ocurren a corto, mediano y largo plazo (3).

Para conocer el verdadero impacto de esta condición es necesario distinguir la incidencia, prevalencia y causalidad que difiere entre países en desarrollo y desarrollados y sugiere que las estrategias de manejo y prevención deben adaptarse a las tendencias regionales. Una revisión sistemática reportó en el año 2018 una incidencia global de 10.5 casos por 100.000 habitantes (4).

La prevalencia estandarizada por edad para el TRM es más alta en las regiones con un índice sociodemográfico alto, específicamente en Norteamérica, Europa occidental con una tasa de 854 casos por 100 000 habitantes y Asia Pacífico de altos ingresos con una tasa de 821 por 100 000 habitantes.(3)

En Chile, en el Global Burden Disease del Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington(5) en el año 2017 se reportó una prevalencia de 51.616 casos con una incidencia de 1.618 casos anuales durante el año 2017. Los años vividos con discapacidad (YLD) fueron 13.843 años siendo el mayor grupo con YLD entre los 40 y 59 años, lo que es coincidente con la mayor prevalencia en esta condición de salud. Sin embargo, la mayor incidencia se encuentra entre los 20 años y los 34 años, probablemente asociado a los mecanismos de lesiones.

La principal causa de LME en la mayoría de las regiones son las caídas, que representaron más del 50% de la incidencia estandarizada por edad en nueve regiones diferentes de Global Burden Disease. El conflicto y el terrorismo fueron la causa más común en el norte de África y Medio Oriente en 2016(3). La incidencia global estandarizada por edad entre los años 1990-2016, se ve aumentada reflejando las tasas crecientes de caídas y lesiones en la carretera durante este período, lo que a su vez podría deberse al mayor uso de vehículos, condiciones inseguras de las carreteras y, en algunas áreas, mayores tasas de consumo de alcohol o infraestructura insegura. La mayor prevalencia de LME en América del Norte y Europa occidental podría además estar relacionada con el sesgo de supervivencia en áreas con un alto índice de accidentabilidad, por lo que los servicios médicos han llevado a una reanimación exitosa en víctimas de lesiones que de otro modo habrían muerto sin recibir un código de diagnóstico de TRM (3).

Dado que las lesiones que conducen a un TRM se pueden con frecuencia prevenir, de esta forma, se vuelve necesario comprender el efecto que podrían tener los programas de prevención en caídas,
de reducción del uso excesivo de alcohol y mejorar la seguridad vial, todo lo cual podría disminuir la gravedad de las lesiones. Así mismo, mejorar el acceso y calidad de la atención médica y el acceso a rehabilitación oportuna mejora la supervivencia y reduce la morbilidad, discapacidad y dependencia.

Las complicaciones en el TRM son múltiples y se asocian a varios factores entre ellos: los efectos multisistémicos del trauma, el proceso de hospitalización y dismovilismo. La siguiente guía entrega recomendaciones respecto a las principales complicaciones que aparecen en la fase aguda en la Unidad de Paciente Crítico, que generan incertidumbre en el abordaje clínico y que pueden generar variabilidad en la práctica clínica.

Es necesario agregar esto a continuación además de otras consideraciones planteadas por el panel que refuercen las recomendaciones formuladas por el panel de expertos.

Bibliografía:

1. International Standards for Neurological Classification of Spinal Cord Injury (ISNCSCI) (Revised 2019) [Internet]. American Spinal Injury Association. [cited 2020 Mar 9]. Available from: https://asia-spinalinjury.org/product/international-standards-for-neurological-classification-of-spinal-cord-injury-isncsci-revised-2019/
2. Singh A, Tetreault L, Kalsi-Ryan S, Nouri A, Fehlings MG. Global prevalence and incidence of traumatic spinal cord injury. Clin Epidemiol. 2014 Sep 23;6:309–31.
3. James SL, Theadom A, Ellenbogen RG, Bannick MS, Montjoy-Venning W, Lucchesi LR, et al. Global, regional, and national burden of traumatic brain injury and spinal cord injury, 1990–2016: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2016. Lancet Neurol. 2019 Jan 1;18(1):56–87.
4. Kumar R, Lim J, Mekary RA, Rattani A, Dewan MC, Sharif SY, et al. Traumatic Spinal Injury: Global Epidemiology and Worldwide Volume. World Neurosurg. 2018 May;113:e345–63.
5. GBD Results Tool | GHDx [Internet]. [cited 2020 Mar 10]. Available from: http://ghdx.healthdata.org/gbd-results-tool